Sin dejar de lado las acusaciones contra ex gobernadores del PRI, como
Roberto Madrazo y Manuel Andrade, las baterías perredistas estarán más
enfocadas a movilizar a los tabasqueños contra dependencias federales
La
tragedia de Tabasco será el pretexto para que dos conocidos enemigos se
enfrenten de nuevo en la batalla política. Conforme desciende el nivel
de las aguas, junto a toda la podredumbre, el lucro político sale a
flote entre los saldos de la inundación. Y la figura de Andrés Manuel
López Obrador aparecerá en escena para encabezar una movilización
popular que buscará ajustar cuentas al gobierno de Felipe Calderón y
exigir castigo a los responsables de que la vida de muchos tabasqueños
se haya arruinado.
Viene la contabilidad de los platos
rotos y el PRD, azuzado por AMLO, decidió irse “con todo” sobre
Tabasco. Ayer iniciaron una operación política en el estado que busca
encabezar los reclamos populares para que se investigue si hubo fallas
y negligencias detrás del desastre y se finque responsabilidad civil a
los culpables. La decisión la tomó el fin de semana la cúpula nacional
perredista y, según afirman, en este lance hasta Los Chuchos
—adversarios internos de López Obrador en la disputa por el partido—
apoyarán la que se definió como “una causa de partido”.
A
diferencia de su desafortunada aparición del 4 de noviembre, donde
calculó mal los tiempos y se lanzó solo, López Obrador lleva ahora toda
una batería perredista y una estrategia enfocada a exigirle al gobierno
federal que responda con indemnizaciones a la inmensa mayoría de
tabasqueños que perdieron su patrimonio y no tienen un seguro que los
cubra.
Sin dejar de lado las acusaciones contra ex
gobernadores del PRI, como Roberto Madrazo y Manuel Andrade, las
baterías perredistas estarán más enfocadas a movilizar a los
tabasqueños contra dependencias federales como Pemex, la Comisión
Federal de Electricidad, Conagua y otras. Los argumentos irán desde la
incompleta realización de obras hidráulicas hasta el manejo
irresponsable de caudales en la cuenca del Grijalva o el incumplimiento
de compromisos ambientales por paraestatales.
El cálculo
de López Obrador se basa en datos que arrojan las encuestas: en Tabasco
el único que sale bien librado en la evaluación popular tras la
tragedia es el gobernador Andrés Granier. En el caso del presidente
Calderón, aun con el despliegue humano y de recursos de su gobierno y
de la constante promoción del apoyo a los tabasqueños, las encuestas no
muestran un repunte de la imagen presidencial, que no capitaliza aún su
intervención oportuna en la tragedia.
Los perredistas
encabezados por AMLO iniciaron ayer mismo las protestas con una
manifestación en las afueras del Congreso local tabasqueño, adonde el
gobernador Granier acudió a entregar su primer informe de gobierno.
El
esquema de movilización repetirá las experiencias de organización de
víctimas que se ha dado en otras tragedias. Desde el sismo de 1985 en
la ciudad de México, que permitió el surgimiento de figuras perredistas
como René Bejarano y Dolores Padierna, hasta las explosiones del
drenaje en Guadalajara en 1992, donde ya actuó el PRD y algunos
dirigentes de las víctimas hoy son cuadros perredistas.
Uno
de los argumentos que explotará la estrategia del PRD es el contraste
entre la respuesta que el gobierno federal dio a las afectaciones del
huracán Wilma en Cancún, en octubre de 2005, y la atención en Tabasco,
donde el flujo de recursos y la rapidez de las dependencias federales
para restablecer servicios básicos no ha sido la misma. Para eso, los
perredistas aprovecharán la vinculación entre ambos lugares porque
parte de la migración de los tabasqueños se da hacia Cancún.
Un
factor que hace la diferencia, y no depende del gobierno, es que en el
destino turístico el pronto restablecimiento de la normalidad tuvo que
ver también con la amplia cobertura de seguros contratados en hoteles y
negocios que llegaba a 80% de los afectados, mientras en Tabasco la
cifra de asegurados apenas alcanza a 20%.
En el fondo, en
Tabasco veremos sólo una reedición de la guerra entre el presidente
Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador. Porque si bien Calderón
actuó a tiempo y demostró sensibilidad en Tabasco, también es claro que
además de la magnitud de la desgracia, en la actuación presidencial
había un cálculo secundario: legitimar al titular del Ejecutivo en la
tierra de AMLO y lograr algo así como una “expropiación política”.
Calderón
ha dicho que Tabasco y Villahermosa serán reconstruidos “cueste lo que
cueste”. Más vale que su gobierno se prepare con recursos
extraordinarios y vaya etiquetando sus millonarios excedentes
petroleros; porque con la dimensión de las pérdidas y la agitación
social que encabezará su enemigo político, podría no haber fondo que
alcance.
Ya empezaron a bajar las aguas en Tabasco. Y con
la podredumbre, entre las culebras y demás fauna nociva que amenaza a
los habitantes, vienen los políticos y sus batallas.
Notas
indiscretas... Todavía no cumple ni dos meses en el cargo y Agustín
Basave ya logró descomponer los avances y la marcha que traía la
comisión ejecutiva para la reforma del Estado (CENCA). El ritmo que
traía ese organismo con la aprobación de la reforma electoral se ha
frenado porque la secretaría técnica que encabeza Basave descuida la
operación política, el cabildeo y la comunicación entre partidos. Una
prueba se dio el miércoles de la semana pasada, al reunirse el grupo de
trabajo que analiza la reforma judicial. Las diferencias entre
diputados, senadores y asesores surgieron por la redacción del acta de
la sesión anterior y terminaron por reproches, acusaciones y quejas
entre priístas, panistas y perredistas. Porfirio Muñoz Ledo y Emilio
Rabasa, asesores de la CENCA, le reclamaron a César Camacho, presidente
del grupo, por el contenido del acta y a partir de ahí todo fueron
desencuentros. Camacho se molestó y le dio instrucciones a Basave para
que cuidara la redacción de las actas de acuerdo con la versión
estenográfica. Luego vino el senador Alejandro González Alcocer, quien
se quejó de ataques de los diputados a su trabajo. Los enfrentamientos
y desacuerdos en la CENCA reflejan la falta de información previa y
cabildeo entre los legisladores, que debiera hacer Basave en vez de
estar preocupado por ocupar las plazas y contratar a sus amigos. Tal
vez por eso hace unos días a Agustín se le vio desayunando con José
Woldenberg, a quien debió pedirle consejo. Pero por lo que se ve poco
caso le ha hecho… Con el ex senador Manuel Bartlett a la cabeza,
empieza a tomar forma la “resistencia” en el PRI a una iniciativa de
Calderón que plantea la privatización en Pemex y la CFE. Un amplio
grupo de priístas ex legisladores, han tenido reuniones en las que se
acusa a Manlio Fabio Beltrones y a Francisco Labastida de que “están
coqueteando con la propuesta privatizadora de Calderón”… Capicúa de los
dados. Cayó la primera serpiente.
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